Si todos los caminos llegan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?

A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.

Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.

Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana no lo sé. Y que quería decirte, que si alguna vez quieres algo, quieres algo de verdad, ve por ello y nada más, mirando el miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella...

Así que no sé qué será de mí mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo, que los amigos son la familia que elegimos y que yo te elijo a ti, te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, que apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así por que sí, sin venir a cuento, ni tener que celebrar algo.

Y es que en este tiempo me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Y que tú has hecho infinito mi límite, y así te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, con ese brillo en los ojos capaz de pelearse contra un millón de tsunamis...

Así que no... no sé dónde estaremos mañana, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida, por eso, mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.

martes, 7 de agosto de 2012

Solo es perfecto mi mundo, cuando tu estás a mi lado.


Quiero a alguien que cuando me ponga borracha me lleve a casa en brazos, me rompa las medias con la boca y luego me compre otras. Me haga el amor contra la pared y se meta conmigo en la bañera, que se pierda conmigo para después rescatarme de laberintos sin sentidos, que saque la espada y me defienda de víboras, pirañas y putas. Alguien que cosa disfraces a mis días malos y los convierta en buenos, que no se enfade si no me entiende, ni me entiendo y lo mareo. Que me saque la lengua cuando me ponga tonta y me haga enmudecer, que no dé por hecho que siempre voy a estar ahí pero que tampoco lo dude. Que no me haga sufrir porque si; pero que no me venda amor eterno manoseado.
Alguien que no pueda caminar conmigo por la calle sin cogerme de la mano, que no me compre con regalos pero que tenga mil detalles de papel, que no le guste verme llorar y me haga reír hasta cuando no tengo ganas, que de vez en cuando decida perseguirme en los bares y conocerme otra vez, que me mire, lo mire y me tiemblen las piernas sin remedio.
Alguien que esté loco por mi, y no se le olvide decírmelo los días de resaca, y que si se pone animal, sea solo en la cama y me mate a besos por la mañana. Que no se acostumbre a mi y deje de inventar nombres nuevos para despertarme, que si mira a otra, luego me guiñe el ojo y se ría de mis celos de hojalata. Que me deje enfadarme y hacer como que me voy con otro porque sabe que nunca encontraré a nadie como él. Que me alegre los días y que tenga días alegres todos los días. Pero sobre todo que no tenga que perderme para darse cuenta de que me ha encontrado.

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